sábado, 19 de octubre de 2013

Vencer la restricción externa

Recomendable el artículo de hoy de Alfredo Zaiat respecto al desafío que debe enfrentar el proyecto de gobierno para dar un salto en el modelo productivo que rompa con una lógica de país dependiente.

Existe consenso en la preocupación por el déficit del intercambio comercial en el rubro energético y en el desequilibrio de divisas en servicios turísticos. En el primer rubro, el saldo negativo comenzó en 2011 y en el otro, a partir de este año. La recuperación para el Estado de la petrolera nacional YPF en manos de Repsol se ha convertido en la principal estrategia para cerrar la brecha comercial en energía. Inversiones millonarias en explotación de pozos con reservas convencionales y planes de expansión para los no convencionales, a lo que se suma la exigencia oficial de programas de crecimiento a las petroleras privadas, buscan retornar al autoabastecimiento, objetivo con elevadas probabilidades de lograrse en los próximos años. En el sector turismo, más que el aumento de viajes al exterior de un grupo social acomodado por nivel de ingresos, la brecha cambiaria es lo que está provocando la principal filtración de divisas debido a que los visitantes extranjeros no venden dólares o euros en el circuito legal. Es un déficit que no disminuirá mientras persista una diferencia importante entre las cotizaciones oficial y paralela. Estos dos frentes son relevantes en el debate coyuntural porque la mirada apunta al stock de reservas del Banco Central. Pero existen opciones financieras y cambiarias que el Gobierno está explorando para fortalecerlo. En cambio, intervenir sobre sectores con déficit de divisas estructural es el gran desafío de la economía para eludir en forma contundente la restricción externa como fuente de inestabilidad social y política. Dos de los sectores más demandantes de dólares para importación son el complejo automotor y el de bienes de capital, ambos claves en el debate sobre política de sustitución de importaciones e industrialización.
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La decisión de abordar ese problema estructural requiere entonces una mirada estratégica además de voluntarismo político. Para avanzar en un esquema de sustitución de importaciones selectivas, cuestión central porque no es posible producir todo en el país, los economistas Silvio y Nahuel Guaita señalan que ese camino “se debe articular con una serie de políticas energéticas, de transporte, de ingresos, financiamiento e infraestructura a escala nacional para facilitar ese proceso”. En un artículo publicado en El Economista afirman que “la sustitución de importaciones tímidamente iniciada debe ser considerada una herramienta de política económica posible y altamente recomendable”.

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